Auroras en Tromsø, un sueño hecho realidad

Story

Auroras en Tromsø, un sueño hecho realidad


Este era un viaje largamente esperado. Uno de nuestros grandes sueños era ver una aurora boreal y cuando en mayo de este año pudimos ver una desde España y sentir la emoción a pesar de verlas desde la distancia decidimos que no íbamos a esperar más y que era hora de ir al círculo polar este mismo año.

Estábamos indecisos entre Noruega e Islandia, al final nos decantamos por el primero y me puse manos a la obra con los trámites, reserva de vuelos, comparativas y reserva de hotel, contratación de las actividades, gestión del pasaporte, tarjeta sanitaria europea, seguro de viaje… fueron unos días previos bastante liados. Finalmente el domingo 29 de septiembre despegamos desde el Aeropuerto de Barajas rumbo a Tromsø con una escala en Oslo con la compañía Norwegian.

Rumbo a Tromsø

No voy a negar que estaba algo nervioso, hacía 13 años que no realizábamos un viaje en avión al extranjero (desde nuestra luna de miel), pero lo cierto es que mentalmente estoy en un momento genial y hace un par de años que los problemas de ansiedad quedaron olvidados. De no ser así no hubiera podido hacer el viaje, así de incapacitantes son las enfermedades mentales.

El viaje fue tranquilo, algo pesado por su duración y por la escala posterior. En el trayecto de Oslo a Tromsø cogí estratégicamente asiento de ventanilla en el lado derecho del avión por si podía ver alguna aurora en el camino. No fue así ya que viajamos demasiado pronto y no había anochecido completamente.

No las teníamos todas con nosotros ya que la previsión meteorológica era realmente mala para toda la semana. De hecho unos días antes tuve que mover uno de los tours de caza de auroras del lunes al miércoles por la meteorología. Había básicamente dos tipos de tours, los cortos de unas 4 horas de duración y más económicos y los largos de hasta 7 horas de duración y casi el doble de caros. El que moví de fecha era de los caros pero me quedé con la cosa de ¿Y si luego el miércoles tampoco vemos auroras y nos quedamos sin opciones de verlas el resto de la semana por culpa del tiempo? Así que contraté un tour de los «baratos» el martes con la intención de intentar ver las auroras incluso con mala previsión meteorológica.

Aterrizamos en Tromsø con lluvia (de hecho fue nieve en algunas partes del trayecto) y tras cenar un bocadillo del aeropuerto mientras esperábamos las maletas cogimos un taxi rumbo a nuestro hotel. Eran las 21:30 de la noche y las calles estaban desiertas. Una de las cosas que nos llamó la atención son los horarios en Noruega donde no es raro que la gente cene a las 18:00 y a las 21:00 ya estén dormidos.

Hicimos el check-in en el hotel (con nuestros primeros balbuceos en inglés) y subimos a la habitación. El hotel era el Scandic Ishavshotel de 4 estrellas y la habitación la había cogido con vistas al fiordo (no preguntéis el precio, se me fue la cabeza pero mereció la pena, luego sabréis por qué). La habitación era amplia y confortable, teníamos una cama grande, una mesa con dos sillas y espacio de sobra para abrir las 3 maletas. El baño también muy amplio y confortable con una ducha estupenda, no podíamos pedir más. Después de un largo viaje lo que nos apetecía era pegarnos una ducha e irnos a dormir. Nada como un viaje de 8 horas para dormir como los angelitos.

vistashotel
Vistas del fiordo desde nuestra habitación.

Lunes 30. Museo de la Universidad Ártica de Noruega y Museo Troll

El lunes nos levantamos prontito y tras desayunar en el hotel salimos al centro de la ciudad (apenas 100m) hasta Storgata que es donde se encuentra la oficina de información y turismo. Allí nos atendieron en español y nos dieron el mapa de la ciudad e información sobre las principales atracciones de la ciudad. También compramos ahí el culture pass que por unos 130€ por persona incluye entrada a los principales museos de la ciudad, el cablecar, el magic ice y una tarjeta de transporte público de 7 días de duración. Si tienes pensado ver todos los museos y moverte en bus es muy recomendable comprar este pase.

Con el pase en nuestras manos decidimos coger el autobús nº40 y en menos de 15 minutos ya estábamos en el Museo de la Universidad del Ártico (Tromsø Museum). Este museo ofrece exposiciones basadas en la ciencia, principalmente geología. Aquí tienen desde fósiles y minerales hasta meteoritos pero también te hablan de la vida salvaje y la naturaleza cambiante además de auroras y otros aspectos culturales como la cultura sami.

Lo que más me gustó del museo fue la exposición de fósiles y meteoritos y la proyección de las auroras. Por cierto, en todos los museos tenéis guardarropa para dejar los abrigos y hacer la visita cómodamente.

Después de visitar el Museo de Tromsø volvimos en autobús al centro de la ciudad para visitar el Museo Troll. Es un museo pequeño pero muy gracioso donde te cuentan un poco el origen de la mitología nórdica y te hablan sobre estas criaturas en particular. Me gustaron mucho las imágenes de formaciones geológicas curiosas que según la tradición son trolls petrificados.

museo trollmuseo troll

Tras la visita a los museos fuimos a comer (si tenéis pensado ir a Noruega id preparando los bolsillos porque por menos de 25€ es complicado comer algo decente) y después fuimos a dar una vuelta por la ciudad para conocer un poco el entorno. Aprovechamos también para comer un perrito caliente de reno en el famoso Raketten Bar, el bar más pequeño del mundo, que es más un pequeño quiosco que un bar.

perritorenoperritoreno
Casi 6€ el perrito caliente, pero este minúsculo bar es una atracción turística única en Tromso

Martes 1. Polaria, Science Centre of Northern Norway y Northern Ligh Planetarium

El martes el día amanece frío y lluvioso. Después de desayunar empezamos nuestras visitas diarias. Hoy vamos a ir a Polaria, un acuario y centro de fauna marina que está a dos paradas en autobús. A las 10:30 dan de comer a las focas y hacen un pequeño espectáculo así que estamos allí antes de esa hora y nos hacemos un sitio en primera fila, aunque luego dejaremos que algunos niños pasen delante de nosotros para que puedan ver bien. Todos hemos sido niños.

Además de focas hay acuarios con peces, medusas, cangrejos… es pequeño pero está bien. De hecho están haciendo obras para ampliarlo y se espera que en 2025 el centro duplique su tamaño.

Después tomamos de nuevo el bus para ir a la otra punta de la isla al Museo de Ciencias. Este museo es un poco como el Cosmocaixa o un museo interactivo de ciencias, también entretenido tanto para niños como para mayores. A las 12:00 comienza una proyección de auroras en el planetario que está en la cuarta planta del museo, así que lo vemos un poco por encima y subimos para entrar a la proyección. La proyección de las auroras me gustó mucho. Está hecha por un fotógrafo profesional y muestra impresionantes timelapses.

Tras hacernos algunas fotos en los alrededores volvimos al centro de la ciudad a comer y para prepararnos para nuestra primera salida para ver auroras.

La empresa vino a recogernos en minibús a la puerta del hotel. Os recuerdo que esta era la excursión «barata» y corta. Os contaré mi mala experiencia con Jeshua AS. Íbamos con un grupo mayoritariamente asiático, en total 15 personas y el guía. Estaba lloviendo y decidieron llevarnos a Sommaroy, que es el lugar de veraneo de los lugareños de la zona, está a una hora aproximadamente de Tromsø, en la costa. Durante el trayecto el guía nos fue hablando un poco de las auroras y de las zonas por donde pasábamos. Durante el camino nos llovió y nevó, pero en algún momento se abrieron claros. Desde la ventana del bus veo una cosa blanquecina brillante en el cielo y aviso al guía: «¡Andrés, creo que eso es una aurora!», me dice que cree que si, así que buscamos un sitio para parar justo antes del puente que da inicio a Sommaroy y bajamos del autobús. Se ve una pequeña zona de aurora brillante en el cielo.

Había nubes y algo de viento pero no llovía. Monté el trípode y la cámara y empecé a sacar fotos, no me dio tiempo a mucho, la aurora desapareció en un instante. Los asiáticos no paraban de encender linternas y sacar fotos con flash y el lugar donde estábamos era un poco peligroso, junto a un precipicio de tres o cuatro metros de altura hacia una playa. No me sentía cómodo. A los 5 minutos el guía dice: «Bueno, vamos a subir de nuevo al autobús y vamos a otro sitio». Venga, a guardar cámara y recoger trípode, carrera al bus y arrancamos de nuevo.

Tras unos 15 minutos llegamos a una playa, bajamos de nuevo. Obviamente sigue nublado pero al menos aquí hay más espacio. Vamos junto a un merendero y monto de nuevo la cámara. El guía se dispone a encender una hoguera pero no le funciona el mechero, creo que tenía como idea hacer unos malvaviscos pero nos quedamos con las ganas. Saca unos termos con té y café, el peor café que he probado en mi vida, doy un sorbo y tiro el resto disimuladamente. Mi cámara sigue haciendo fotos en un intento de timelapse. En la pantalla se ve un poco la aurora pero es menos impresionante de lo que esperaba, las nubes tampoco ayudan. A mi cabeza viene una secuencia de la película «Contact» e imagino que un extraterrestre con forma humanoide aparecerá caminando por la playa.

sommaroy1sommaroy1
La aurora asoma entre las nubes en las playas de Sommaroy

Justo cuando parece que el brillo verdoso aumenta en la cámara el guía nos hace subir de nuevo al bus. Empiezo a frustrarme. Nos llevan a otro sitio. Esta vez una especie de embarcadero en un fiordo. No puedo montar el trípode en él porque tengo miedo de que mi cámara acabe en el agua, además las vibraciones de los pasos sobre el embarcadero arruinan las pocas tomas que intento hacer. No se ve nada, está todo cubierto por las nubes. Volvemos al bus. La excursión ha terminado y regresamos a la ciudad. No es la caza de auroras que me esperaba, demasiadas interrupciones. Hemos pasado más tiempo en el autobús que fuera. Al menos hemos visto una aurora brevemente. Sentimiento agridulce. Esperemos que el miércoles la cosa sea mejor.

Miércoles 2. Museo polar y tour de auroras en Skybotn

museopolarmuseopolar

Llegó el miércoles, la meteorología había mejorado, al menos ya no llovía aunque las nubes seguían presentes. Por la mañana nos acercamos al Museo polar, sin duda el que más me gustó de todo el viaje. Es un museo donde te cuentan toda la historia de las expediciones polares, cómo comenzó todo como expediciones de caza y por supuesto nos hablan de Roald Amundsen, una figura histórica si hablamos de exploración en zonas polares. Amundsen fue el primero en llegar al polo sur y un pionero de las expediciones aéreas al polo norte. Nos pasamos toda la mañana en este museo, muy recomendable.

Después fuimos a comer una hamburguesa al centro de la ciudad, encontramos un local llamado Nyt que tiene unos precios adecuados y la carne era de buena calidad. Después nos fuimos al hotel para descansar un poco antes de nuestro siguiente tour de auroras.

A las 18:00 estábamos junto a la biblioteca esperando el minibus de El Gigante Tour Aurora. Allí nos encontramos con otras dos parejas de españoles y 3 jóvenes chinos. En total 9 personas. Nelson, el guía es un boliviano que lleva más de 10 años en Noruega, un tipo de los más simpático y emprendedor, todo un crack. Ya había visto en las reseñas de sus tours que la gente le admiraba mucho por su talento para encontrar cielos despejados para ver las auroras así que a pesar de que estaba totalmente nublado confiamos en él cuando nos dijo que nos iba a llevar al interior, casi a la frontera con Finlandia.

Al poco de salir de Tromsø paramos en una gasolinera a repostar y una de las chicas asiáticas del grupo se baja del bus y sube de nuevo con un perrito caliente. Arrancamos de nuevo y vamos por la carretera mientras Nelson nos va contando cosas sobre el entorno y cómo va a ser la actividad. Nos indica que lleva ropa de abrigo y que hará una fogata donde cenaremos unos perritos calientes, Diana y yo nos miramos y nos reímos pensando en la chica que acaba de zamparse uno. A mitad de camino paramos en una gasolinera para ir al baño. Otros minibuses de tours de auroras están ya allí, parece que vamos en la dirección correcta. Hacemos cola para ir al baño mientras la chica se mete entre pecho y espalda el segundo perrito caliente, empiezo a flipar un poco. No son ni las 20:00 y ya lleva dos perritos calientes pal cuerpo.

Salimos de la estación de servicio rumbo a Skybotn, es un lugar donde se suelen ver auroras y que cuenta con webcam del cielo así que se puede saber como está la meteo por allí antes de ir. En total son unas 2 horas y media de viaje pero por aquí el cielo está mucho mejor, no hay tanta nube. Ya ha anochecido y llegamos al lugar de observación, que es como una zona recreativa al lado del fiordo. Hay multitud de minibuses de tours de auroras. Nuestros compañeros se ponen el mono térmico que Nelson les ofrece pero Diana y yo decidimos quedarnos con nuestra ropa de abrigo ya que consideramos que es perfectamente válida. Buscamos un lugar para sentarnos, no demasiado pegados a otros grupos.

auroraskybotngrupoauroraskybotngrupo

Monto mi cámara y al poco tiempo se empieza a ver la aurora ¡Que maravilla! Este cielo si que permite verla bien. Primero tenue, luego va cogiendo fuerza. Se mueve, serpentea y se aprecia perfectamente el color verdoso. Estallamos en alegría y emoción. Nelson saca la cámara y empieza a hacernos fotos. Es chófer, guía y fotógrafo ¿Os había dicho ya que es un crack? Nos hace fotos a todos. La aurora sigue aumentando de brillo y oímos los gritos y las expresiones de emoción de los otros grupos que se unen a las nuestras. Estoy viviendo el sueño que teníamos. ¡Ahora si! ¡Esto si que es ver una aurora! Tengo la cámara de fotos y un móvil haciendo timelapses. De vez en cuando los cambio de posición porque la aurora también se mueve en el cielo y cambia de posición. «¡Ahora está más brillante por ahí!», «¡Si, si! Venga, poneros que os hago otra foto», «¡Mirad, se ve también el color rojizo!», «Alaaaaaaaa». Estamos en éxtasis. Nelson nos hace todas las fotos que le pedimos, yo quiero una besando a Diana bajo la aurora ¡Hace 13 años por estas fechas nos casamos, menuda forma de celebrarlo!.

auroraskybotnauroraskybotn

Después nos tumbamos en el suelo, sobre la hierba mullida. Nos quedamos embobados mirando la danza de la aurora sobre nosotros un buen rato, reteniendo el momento en nuestras retinas.

Nos levantamos con un alboroto, resulta que en nuestro grupo una de las parejas acaban de comprometerse, el chico le ha pedido matrimonio a ella bajo la aurora, olé por ellos. Nelson enciende la hoguera y nos prepara unos perritos calientes. Además de chófer, guía y fotógrafo hace de cocinero. que gran tipo. Miramos a la chica asiática de los perritos y nos reimos. Además de perritos Nelson lleva galletas, chocolatinas y café y chocolate. Va superpreparado. La experiencia con él no podía ser más diferente de la del día anterior, él si es un profesional. Además, por su forma de ser y las cosas que nos cuenta le cogemos cariño, se convierte en un amigo más que en un guía. La experiencia que acabamos de vivir juntos también tiene un efecto en todos nosotros, un sentimiento de hermandad. Resulta que el chico chino que venía con nosotros es violinista y le pido que nos enseñe alguna pieza que tenga en Tiktok. Por azar elegí de sus videos uno en el que interpreta una canción nacional china que parece muy importante para ellos, una pieza de gran belleza. Por un momento nos quedamos todos en silencio junto al fuego escuchando la obra bajo la luz de la aurora. Se me pone la piel de gallina al recordarlo.

fotografiandoaurorasfotografiandoauroras

Estamos allí viendo y fotografiando auroras hasta las 00:30 aproximadamente. Yo creo que por Nelson nos hubiéramos quedado más pero algunos tenían que viajar al día siguiente y querían volver al hotel así que recogimos y tras una breve parada en unos baños públicos para aliviar las vejigas regresamos a Tromsø. Nelson tuvo la amabilidad de dejarnos en nuestros hoteles a los que llegamos a eso de las 02:30. Quedé tan encantado con él y con la experiencia que durante el viaje contraté un segundo tour para volver a ver las auroras el sábado.

Jueves 3. Northern Norway Art Museum, Perspektivet Museum y Magic Ice

magicicemagicice

El jueves nos levantamos tarde, el día anterior había sido intenso así que hoy nos lo tomaríamos con calma. Visitamos dos museos de arte, el Northern Norway Art Museum, con una exposición de arte contemporáneo y el Perspektivet Museum que fue la casa de la escritoria Sara Fabricius. Personalmente estos dos museos no me gustaron mucho, pero cuestión de gustos. Si no os va mucho el arte contemporáneo podéis obviar su visita sin problemas.

Donde si me divertí fue en el Magic Ice, un bar de hielo que hay cerca del puerto. Todo en el bar es de hielo, los asientos, la barra… hay varias figuras de hielo muy chulas. te ponen unos ponchos de abrigo y pa’ dentro. El culture pass incluía la entrada y una consumición gratis. Dentro nos hicimos muchas fotos al son de la música.

A todas estas, decidí cambiar el tour de auroras del sábado al viernes por culpa de la meteo. De nuevo se presentaban muchas nubes, afortunadamente Nelson no puso problemas y nos cambió la fecha de la actividad.

Viernes 4. Telegrafbukta, Prestvannet y auroras en Sommaroy

Hoy se presenta un nuevo día de auroras pero antes de ello vamos a seguir haciendo algo de turismo local. Después del desayuno volvemos a coger el bus 40 y nos vamos hasta Telegrafbukta, una playa en la zona sur de la isla que no visitamos el primer día y que nos habían recomendado. Parece ser que esta zona de la isla es un poco más oscura y aquí viene mucha gente a ver auroras así que vamos a pasarnos con luz de día para conocerlo. ¿Y se ven auroras desde la propia ciudad de Tromsø? Pues eso es lo que muchos lugareños nos han dicho (sigue leyendo hasta el final y te sorprenderás) y todos nos han comentado que Telegrafbukta es uno de los mejores lugares para hacerlo.

Llegamos al parque que antecede la playa, un parque muy bonito con un monumento a los miembros de la expedición que salió a buscar el accidentado dirigible Italia. Entre esos rescatadores estaba Amundsen quien moriría en accidente de avión durante la misión.

telegratelegra

La playa era muy pequeña pero realmente bonita, con unas increíbles vistas ahora que el día se había aclarado y salía el Sol. Estuvimos disfrutando de un agradable paseo por la zona sacando fotos. Después tomamos otra vez el bus hacia el centro y luego otro más para subir a Prestvannet un parque con lago en el centro de la isla. La noche anterior había nevado y en esta zona había algo de nieve. Este es otro punto desde donde se pueden ver las auroras en la ciudad pero hay muchos árboles que tapan un poco el cielo así que lo descartamos para venir a intentar ver las auroras alguna noche.

Después de comer nos fuimos al hotel a dormir un ratito de siesta y luego salimos para nuestra nueva aventura tras las auroras de nuevo con Nelson. En esta ocasión éramos los únicos españoles del grupo. 6 chinos, una brasileña y un uruguayo se unieron a nosotros en este nuevo tour. El tiempo estaba complicado y Nelson decidió llevarnos a Sommaroy de manera acertada ya que en Skybotn daba tiempo nublado hasta las 00:00 y luego despejaba. En Sommaroy pasaba justo lo contrario, estaría despejado al principio de la noche y luego se nublaría.

Repetimos el mismo recorrido que el primer día con el tour corto que tanto me decepcionó pero en esta ocasión íbamos con Nelson que iba a tiro fijo. Nos llevó a una zona apartada junto a una carretera, no había más grupos de cazadores de auroras, parece que la gran mayoría habían ido a Skybotn.

sommaroynoche2sommaroynoche2

Mientras Nelson preparaba el fuego y nuestros compañeros se ponían la ropa térmica yo ya estaba montando las cámaras y los trípodes. Enseguida empecé a captar la aurora entre las nubes. Hacía algo de viento y éstas se movían rápidamente abriendo grandes claros por los que asomaba una gran serpiente verdosa que reptaba por el cielo con movimientos ágiles. Hacía un efecto curioso iluminando las nubes por encima, mostrando un contraste oscuro con la parte inferior de éstas que era negro debido a la ausencia de contaminación lumínica en la zona. Pero no estaba preparado para lo que iba a suceder a continuación…

A eso de las 22:30 de repente el cielo entero adquirió una tonalidad verde eléctrico. Los movimientos deslizantes de la aurora se volvieron pulsantes y agresivos. Empezamos a gritar emocionados. Era una representación casi violenta de la más absoluta de las bellezas naturales, un paisaje extraterrestre se presentaba ante nuestros ojos, no solo en el cielo… incluso la tierra mostraba una tonalidad verdosa a causa del reflejo de la aurora. Formas retorcidas que a veces parecían representar animales aparecieron en el cielo, me pareció ver un águila con las alas extendidas, luego una especie de cabeza de dragón… en un momento se formó como una espiral de tonos verdosos y púrpuras. Creí que me había desmayado y estaba en un sueño.

tormentaaurorassommaroytormentaaurorassommaroy

Nelson empezó a sacar fotos a destajo. «¡Es una lluvia! ¡Que suerte hemos tenido!» se refería a una reconexión magnética producida por una tormenta solar, y es que unos días atrás se habían producido fuertes fulguraciones en el Sol y estábamos a la espera de recibir varias CMEs consecutivas. Parecía que esta era la primera de ellas.

Después de ese momento la cosa volvió a calmarse un poco pero la aurora quedó como «cargada de energía» brillaba con un color verde claro intenso. En su momento lo describí «como si un gigante iluminara el cielo desde arriba con una enorme linterna verde a través de un papel cebolla». El tono es similar al de esos adhesivos luminiscentes que ponemos en las habitaciones y que brillan en la oscuridad, pero más intenso.

Cuando me quise dar cuenta eran ya las 23:30 y seguíamos con un fantástico espectáculo de luces. Nelson preparó los perritos calientes y mientras las salchichas se asaban en la hoguera me tomé un chocolate caliente. Justo cuando terminábamos de cenar y tal y como predecían las aplicaciones meteorológicas se cubrió el cielo de nubes y empezó a llover así que recogimos todo y nos metimos en el bus para volver a Tromsø. De camino paramos en un hotel de Sommaroy para ir al baño, a pesar de lo tarde que era todavía había gente de fiesta en el comedor. De fondo se escuchaba «Take me home, Country roads» de Jonh Denver. Sonreí para mis adentros, es una canción con un significado especial para mí que siempre pongo en el coche cuando vamos de salida astronómica por carreteras perdidas de montaña. Escucharla en ese momento después de lo que habíamos vivido me emocionó un poco.

Tras un viaje de poco más de una hora regresamos al hotel y nos despedimos de Nelson, dándole las gracias una vez más por lo que habíamos vivido juntos de nuevo.

Sábado 5. Fjellheisen (cable car) y catedral del ártico

El sábado nos levantamos un poco tarde y he de reconocer que me costó dormir por la noche a causa de toda la emoción acumulada por el espectáculo que habíamos vivido. Pero nos quedaba una cosa importante por hacer, subir al cable car, un teleférico que te lleva a 421 metros sobre el nivel del mar para disfrutar de unas hermosas vistas. El día era muy frío y al principio estaba nublado pero cuando subimos el techo de nubes afortunadamente estaba más alto que esos 421 metros y pudimos disfrutar de las vistas.

La cima estaba nevada y con algo de hielo. Como nos habíamos dejado olvidados los crampones en el hotel tuvimos que ir con cuidado y despacito en el trayecto que hicimos arriba. Tuvimos tiempo de lanzarnos bolas de nieve y comprobamos que la ropa térmica que llevábamos era capaz de aguantar sin problemas temperaturas más extremas que las que habíamos vivido hasta entonces. Cuando tuvimos suficiente nos tomamos un chocolate caliente y un trozo de tarta en la cafetería admirando las vistas de la ciudad.

cablecarcablecar

Después bajamos de nuevo en el cable car y tomamos el bus hasta la Catedral del ártico que nos pillaba de paso. Es un edificio singular pero tampoco os perdéis mucho si no la podéis ver por dentro. La verdad es que lo interesante está por fuera con su curiosa arquitectura.

Para comer acabamos en una hamburguesería retro gamer muy curiosa donde tenían un C64 con juegos donde podías echar unas partidas mientras esperabas la comida y con las paredes forradas de portadas de juegos de Atari y Commodore. Un sitio la mar de curioso, la verdad.

Tras una siesta salimos a dar otra vuelta por la ciudad, ya casi al anochecer para regresar a Telegrafbukta e intentar ver las auroras desde la playa. Llegamos en bus aunque al ser fin de semana y ya de noche había menos frecuencia de autobuses. Enseguida nos dimos cuenta de que no éramos los únicos que habíamos ido a ver auroras desde allí. Había gente con luces rojas y cámaras de fotos en los alrededores. Por desgracia las nubes cubrían el cielo y apenas pudimos ver y fotografiar una aurora hacia el horizonte y otra muy brevemente en un pequeño claro que se abrió durante unos minutos, pero si, efectivamente se pueden ver auroras muy bien desde aquí al ser un parque sin farolas. Como las nubes no dejaban de dar por saco al final desistimos y regresamos al hotel.

Os conté al principio que había reservado una habitación con vistas al fiordo ¿verdad? Eran un poquito más caras pero las vistas merecían la pena. Bueno, lo cierto es que mi intención era tener buenas vistas… para poder ver auroras desde el hotel. Cuando llegamos se habían abierto claros en el cielo de nuevo y ¿A que no sabéis qué? ¡Bingo! Una aurora se mostraba sobre el cielo claramente visible desde nuestra habitación. Abajo en el puerto mucha gente estaba viéndola y fotografiándola con sus cámaras así que me bajé para sacar algunas fotos más. La aurora era muy brillante y pulsante. Estuve un rato sacando fotos y observando la reacción de la gente. Llegaron un grupo de jóvenes algo bebidos y empezaron a hacer el tonto a mi lado, decidí cambiar de sitio por miedo a que me tiraran la cámara. Alguno de ellos estuvo a punto de acabar en las gélidas aguas del fiordo de la castaña que llevaba encima.

Cuando la cosa se enfrió (en sentido figurado y real) subí de nuevo a la habituación y nos metimos en la cama, con las cortinas abiertas de par en par y seguimos observando las auroras un buen rato desde la habitación.

Domingo 6. Renos

El domingo teníamos otra actividad contratada, ir a visitar un poblado sami y dar de comer a los renos. Nos llevaron en autobus mientras disfrutábamos de un día soleado (el primer día soleado en todo el viaje). Al llegar nos dieron unos cubos con pienso y nos llevaron hasta el terreno donde tenían los renos que no tardaron en venir hacia nosotros al oler la comida.

Los renos son unos animales curiosos y tímidos a la vez. Un poco asustadizos. Hay que tener cuidado y no hacer movimientos bruscos ya que si se asustan pueden hacerte daño con sus cuernos. Disfrutamos mucho estando junto a ellos, la verdad es que es una actividad muy recomendable.

renosrenos

Luego nos llevaron a una amplia cabaña y allí nos dieron un chocolate caliente y nos hablaron de las tradiciones del pueblo sami y nos dieron de comer un guiso de reno (similar a una caldereta de cordero). Finalmente nos llevaron de vuelta al hotel donde ya nos pusimos a hacer la maleta para volver el día siguiente a Madrid, nuestro vuelo salía muy temprano el lunes así que nos fuimos a dormir pronto. Finalizábamos así nuestro viaje por Noruega, con la satisfacción de haber disfrutado de las auroras boreales en todo su esplendor.

No tengo ni que decir que ya estamos preparando nuestro próximo viaje.

Leave a Comment